domingo, 1 de diciembre de 2013

CAPÍTULO 2 DE "PUEDEN MÁS DOS TETAS QUE DOS CARRETAS".

CAPÍTULO 2: COMPENSACIÓN PARA CALMAR ANGUSTIA.



El lunes se levantó más temprano de lo normal, justo al adentrarse al garaje de la empresa, no dio crédito a lo que veía, ella estaba allí abrazada a otro hombre, riéndose y ¡besándolo!, al lado de una potente Kawasaki , él tío se montó en la moto, se puso el casco y se fue dejando tras de sí un ruido ensordecedor.
Se despertó del pequeño trance con un fuerte pitido del coche que venía detrás.
Se encaminó hacia su despacho, pero nada más entrar su secretaria, le interrumpió diciéndole algo que él no llegó a entender por no prestarle atención—“tengo algo pendiente que hacer primero, ahora vuelvo”—comentó vagamente Federico con la mirada perdida en el frente mientras caminaba.
Se dirigió al departamento donde trabajaba Menchu, la encontró recién incorporándose, y le espetó:

- ¿Quién era ése? ¿por qué no has contestado al móvil?
- ¡Eeeeh mi niño! tranquilo, es vulgar alzar la voz en público, le susurró al oído.
- Vámonos a tomar un café, ahora.—le ordenó él con la voz alterada por la angustia.
- Tengo que trabajar…—contestó ella haciendo caso omiso al tono inquisidor
- Yo soy tu jefe.
- Pero yo tengo compañeras que dependen de mi trabajo …
- ¡Vámonos!
- Espera tengo que ir al baño.
Y ella entró al baño, pero no salió hasta pasados 20 minutos, mientras Federico fruto del nerviosismo disimulaba mirando su móvil.
- ¿Por qué has tardado tanto?—le interrogó con tono borde.
 - Me ha venido la regla mi niño…son cosas de mujeres—contestaba Menchu con una gran sonrisa burlona mientras le abrazaba por la cintura y le pellizcaba.

Marcharon  a tomar un café. Federico la miró con cara angustiado y desesperado, preguntándole que quién era él …. A lo que ella contestó sin mas importancia que: “ah! sólo el padre de mis hijos, venía a darme la manutención y me ha traído al trabajo…”, “¿pero si os estabais besando?”—se precipitó a contestar Federico—“¡claro! ¡Igual que tú con tu mujer!, ¿verdad?, eres un egoísta Federico, tú sólo eres mi jefe y no mi dueño, no me controles o me voy, ¿te estás enterando?—Menchu se expresaba con una seguridad aplastante cambiando el tono  irónico al de enfado a la velocidad de la luz, por lo que Federico se sentía confundido y aturdido,  se había convertido sin saberlo en la víctima perfecta. “si , perdóname no quería hacerte daño…—Logró decir finalmente con tono de perro apaleado con la intención de acabar el conflicto y verla a ella de nuevo sonreír.
Ese día sólo hablaron, sólo se besaron, sólo estuvieron juntos… y ese día Federico le dio dinero a ella, para que no le faltara de nada, simplemente porque él sí podía darle más que ningún otro hombre. 
Esa semana sucedió sin más, trabajo, reuniones y decisiones. No fue al gimnasio, no fue al club, no hizo deporte, no paseó a su perro, no vio a sus padres ni amigos, no jugó con su hijo, ni tampoco hizo el amor con Mercedes. 
Luchaba por distraerse y abstraerse de sí mismo, trataba de no pensar en ella, pero le resultaba imposible, el recuerdo de su risa y caricias compartidas en aquella cafetería en su último encuentro, le asaltaban a cada instante en el que simplemente no actuaba como un robot, sólo sentía como un humano. Ahora, sentir, simplemente sentir cualquier emoción  se había traducido a pensar en Menchu y la necesidad de estar cerca de ella. Se sentía angustiado ante la ausencia de noticias de ella, miraba obsesivamente el móvil para comprobar si había mensajes, pero no había nada. Le atormentaba la idea de que ella no quisiera saber más de él, que se hubiera ofendido por aquel dinero recibido por su parte, que el otro, el de la moto, tuviera más poder que él mismo, si seguía enamorada de su ex, o si no le atraía sexualmente ... Esto último le hería profundamente, jamás había tenido problemas sexuales ni tampoco de atracción a las mujeres, sabía de sobra que era atractivo, y no se consideraba un gran conquistador, todo lo contrario, era más bien tímido y se cortaba con facilidad en estos temas por lo que tenía fama de "chico guapo de éxito, no lo agobies que muerde como un perro", era la etiqueta que le habían colgado las compañeras del Master. Pero tampoco había deseado nunca a una mujer, y menos con este frenesí,  Mercedes siempre estuvo ahí, tan buena, comprensiva y fácil. Sentía una angustia desgarradora, que no conseguía calmar con nada.—Necesito hacer algo, aclarar lo que ella siente por mi, necesito verla y compensarla, haré lo que sea para demostrarle que me importa—se decía a sí mismo justo en el mismo momento en que sonó el "pip pip" de un mensaje en el móvil, era de ella.
—"Esta noche quedamos mi niño, te llevaré a bailar salsa"— apenas lo había leído Federico cuando ya estaba escribiendo la respuesta.
—"Cuando y dónde te recojo"— esperaba ansioso la respuesta de ella, pero esta no llegaba con la misma prontitud como él lo había hecho.—"Te quiero y te deseo, tú eres todo cuanto necesito para ser feliz y sé que puedo hacerte feliz como nadie lo ha hecho"—Federico escribió un nuevo mensaje, sintió al hacerlo una sensación de alivio tremenda, y al mismo tiempo una excitación frenética, se sentía vivo por primera vez en mucho tiempo.
—Yo también te quiero mi niño, te llevaré a mi mundo, la música y el baile, tú sólo déjate llevar por mi. A las 20:00 en la puerta de nuestra cafetería. Ven sin traje.
—Allí estaré, mi amor.—Contestó él.
Acto seguido llamó "la otra ella" Mercedes— "Hola cariño, no te olvides de la cena de esta noche, nos vemos en nuestro restaurante del Muelle 1, yo llegaré antes para concretar cosas del trabajo con mi futuro jefe, el niño se queda a dormir en casa de un amiguito, mejor así que se lo pasa mejor, no llegues más tarde de las 21:00, ve con traje, yo llevo el vestido verde que tanto te gusta a ti, ¿me escuchas, estás ahí Fede?— ni le escuchaba ni estaba ahí, pero atinó a decir un "si, vale, te dejo que tengo mucho trabajo", y colgó. 
Mercedes no se extrañó, últimamente su marido estaba como en otro mundo, el nuevo negocio parecía que lo estaba consumiendo, pero lo comprendía, de hecho ella misma se encontraba en la misma situación, acababan de ofrecerle ser la primera de abordo del equipo de oncología del hospital privado que siempre había admirado. Era una gran oportunidad de proyección profesional en su carrera, ahora que el niño era más grande y se sentía menos culpable por no estar con el, y además parecía que Fede la apoyaba. Ya pasaría esta racha de estrés, pensaba.

Federico llegó a casa pronto, se duchó y se arregló de forma informal, se sentía nervioso y excitado, además sentía que lo había elegido a él, recordaba las palabras que ella le había dicho "te llevaré a mi mundo", ni sabía bailarla ni le gustaba la salsa, pero eso no importaba, estar con Menchu y compensarla era en lo único que pensaba, no podía soportar más tiempo esta ansiedad por no estar con ella. No iría a la cena con Mercedes, le mentiría, estaba claro, pero ella no lo notaria al fin y al cabo eran asuntos de su trabajo, le aburría.
 Hacia tiempo que Mercedes le aburría, le tenía mucho cariño, era una gran persona y una gran profesional, y no menos la mejor madre, pero ya no se sentía atraído por ella, no sabía desde cuando pero no la deseaba como mujer ni como pareja, a pesar de su belleza elegante y discreta que marcaba su estilo, no sentía lo mismo, simplemente, era Mercedes. Lo que sentía por Menchu era tan intenso que tenía que ser verdad, era la mujer de su vida, le había despertado a la vida. Se preguntaba que tenía Menchu que le atraía tanto, ni siquiera había follado con ella y ya le excitaba sólo con imaginarlo, realmente le tenía loco de amor.
Menchu llegó tarde, algo a lo que Federico no lograba acostumbrarse, 


domingo, 24 de noviembre de 2013

" PUEDEN MÁS DOS TETAS QUE DOS CARRETAS "

     
INTRODUCCIÓN

   Esto es un refrán popular bien conocido como aquel hombre angustiado y dudoso que finalmente se inclina al lado de la mujer que desea y ni la fuerza de dos carretas pueden hacerle variar su decisión, pero que el mensaje que asoma sin ser revelado no es el amor sino, el sexo, o mejor dicho el gran poder del sexo, placer y vicio, angustia y frenesí, obsesión y adicción, y jugando a gustar, se engancho sin más.
Como un veneno inyectado, como si de una brujería se tratara, un hombre se encuentra atado a un coño desbocado.
A un hombre que perdía la cabeza por una mujer se le llamaba “enchochado, encoñado, enganchado” comunes eran los comentarios de: “ahí va, míralo, la cabeza perdió por una mujer que le envenenó y ahora el perro dueña tiene”.
Los tiempos han cambiado, la información se ha expandido y ahora se llama ADICCIÓN AFECTIVA.
Hoy sabemos que incluso el afecto/amor se puede convertir en una adicción, con los mismos cambios neurológicos y químicos en nuestro cerebro, con la misma ansiedad en nuestro organismo, que de cualquier droga se tratara, como si fuera alcohol, cocaína, juego, comer, el trabajo, el ejercicio compulsivo y un largo etc…



CAPÍTULO 1: ATRACCIÓN PARA CALMAR VACÍO.

¿Pero cómo va a ser el amor una droga?
¿Y quien ha dicho que eso sea amor?
Pero es que yo la quiero…
Tú crees que la quieres, pero eso no es querer, ni es amor, ni tampoco enamorar… se llama obsesión, adicción y destrucción.
No quiero perderla …
No importa, antes te perderás tú mismo.



   Así empezaba la sesión con Federico, un chico de 35 años, de buen parecido, complexión atlética, formas pulcras y elegantes. Le había pedido la cita un amigo suyo, que también era paciente mío, con el eslogan “Tienes que ir a mi psicóloga, ésa te mete caña”.

“Creo que estoy perdiendo la cabeza, y ya no tengo ni vergüenza”
¿Cómo te sientes?—le preguntaba yo bruscamente.
“Desesperado”—su respuesta fue contundente, mientras suspiraba con una respiración entrecortada poniendo sus manos sobre su cara al mismo tiempo que sujetaba su cabeza, como si ésta fuera a salir volando.

   Federico fue lo que a simple vista parecía como el príncipe azul. Educado en elitistas colegios privados, con excelente expediente académico, hijo único de familia adinerada y empresarial. Se casó joven, con la novia de toda la vida, ella es médico, con la que tiene un hijo.
Sin enfermedades importantes, ni consumo de estupefacientes. Buen circulo de amigos íntimos desde la niñez, practica deporte y tiene buena relación con la familia. Había montado su propia empresa con la ayuda de su padre, con la que se sentía muy entusiasmado puesto que era producto de su propio diseño y creación.
 Y entonces llegó ella…
Por un golpe del destino, Federico estaba allí mismo en la oficina de contratación, donde la conoció, alzando la voz con un gran escote y minifalda, tacones de punta y melena larga, protestaba sobre que había recibido un e-mail de respuesta no apta para el trabajo, tras la entrevista realizada, gritaba que necesitaba el puesto y que con quién se tenía que acostar para conseguirlo, que era madre de 2 hijos y que si ese era el problema de por qué no la habían contratado. A Federico le llamó la atención el entusiasmo y el atrevimiento, a lo que se apresuró a decir que él era el jefe y que si tenía ganas de trabajar el puesto era suyo en un periodo de prueba, pero que no necesitaba acostarse con nadie, y que por favor bajara la voz, que era vulgar gritar en público.
— ¿Cómo es su nombre por favor?— preguntó él con aire de aristocrático educado.
— Me llamo María Jesús, pero como todo el mundo me llama Menchu, pues es lo que pongo en mi currículum, búscame por ese nombre y acabarás antes que por apellidos que es González y  "te mueres de la pechá que hay".—terminaba así su respuesta mientras explotaba una pompa de chicle en su propia cara que desprendía olor a sandía.

   Ella se quedó encantada, y Federico sintió por primera vez la sensación de poder de “todo un rescatador”, inconscientemente sintió que salvaba a una princesa salvaje en apuros. Pero el salvamento resultó ser un secuestro, la princesa salvaje, una arpía adiestrada y el apuro…una trampa mortal.
Así el rescatador se convirtió en un rehén, atrapado en una trampa fabricada por el mismo, movido por la pasión, la angustia, y la desesperación de tratar de gobernar lo ingobernable.
  Absorbido por la dedicación al trabajo, se pasaba por cada departamento, especialmente el de ella, donde pasaba cada vez más tiempo. Ella lo engatusaba con salidas fortuitas para que él se despejara y desconectara, con tal descaro que él no se planteaba una negativa, incluso ignorando que ella descuidaba su puesto de trabajo… tomar un café fuera se convirtió en un ritual.
Su verborrea, contoneos de cintura, su risa, sus andares algo patosos y vulgares… comenzaron a ser música de fondo que acompañaba a Federico en sus salidas de escape de la presión, sus momentos “light” de risas sin sentido y conversaciones disparatadas sin conocimiento ni cultura…ella era un paraíso verde y fresco en medio de un inmenso desierto.
Le deslumbraba su carácter, genio e improvisación que chocaban con su formalismo, orden y control.        
Federico por primera vez empezó  a utilizar el móvil sólo para escribir mensajes cortos, abreviados y con emoticonos… era algo divertido y apresurado, para no perder la comunicación con ella. No se daba cuenta que el nivel de ansiedad por verla, por escuchar su voz, su risa, su mirada, el roce de su piel y su olor… le estaba cautivando cada vez más. Aún no había habido sexo, ni se planteaba, ni parecía posible, todo era alegría del contacto, una conexión emocional mágica que Federico nunca había sentido.
   Y entonces, su mujer Mercedes, comenzó a ser la otra, simplemente la "otra ella", ésta notaba que su marido parecía algo ausente, como distraído, como en otro mundo, pero se lo achacaba al estrés del trabajo. Al mismo tiempo la "otra ella", Mercedes, sumergida en un proyecto médico nuevo en una clínica privada, aprovechaba esta coyuntura para apoderarse de más tiempo y libre de culpa, ahora que su hijo era más independiente con seis años y sus múltiples actividades extraescolares, de las que llegaba cansado y rendido directo al baño, cena y a la cama. Pensaba que era una oportunidad única, siendo aún jóvenes invertir sus conocimientos, experiencia, contactos, fuerza y dinero, en sus respectivas proyecciones laborales. Apenas había relaciones sexuales, pero no importaba tampoco había tiempo para estar juntos.
Las semanas iban cediendo así con prisa, estrés y fugas mágicas de escape a la presión  para Federico, cuando un día sin más, sus miradas chocaron llenas de pasión desenfrenada y sucumbieron al beso más largo de la historia de él, claro.
Las palpitaciones cardíacas, la respiración entrecortada, el contacto de sus pechos y su prominente erección, le empujaron al deseo de hacer el amor de forma salvaje y irrefrenablemente apasionada. Justo cuando llegan al apartamento de él cercano a la empresa, reservado para uso de dormitorio y ducha para emergencias laborales… Ella, Menchu,  tendida sobre la cama semidesnuda abrazada a él, grita repentinamente y se incorpora, antes de que Federico pudiese reaccionar, diciendo: “No, para, yo no quiero esto, tú estas casado, yo no soy vulgar, no soy la otra” y salió corriendo entre sollozos.
Federico no daba crédito, se quedó con las ganas … jamás había sentido tanta pasión y al mismo tiempo tanta decepción, sentía como un deseo lleno de angustia que le corría por todo el pecho… ya que su polla se había desvanecido sin vida alguna, y era ahora su mente la que parecía estar dotada de dicha erección.
   Federico volvió al trabajo, anonadado y desconcertado, solo pensaba en ella: ¿qué es lo que había hecho mal? Si todo parecía ir bien, nunca había sentido tanta pasión en su vida, ¿por qué salió huyendo despavorida y encima sollozando? ¿le había hecho daño? No había podido complacerla, él no era suficiente, y si ¿la había perdido para siempre? .

Daría todo su dinero en ese instante para conseguirla de nuevo y continuar en la cama, por arrancarle su sonrisa, un beso, una explicación , y una follada, que le daría todo el placer que ella se merecía, porque ella, Menchu, se había convertido ahora, y no sabía  desde cuando exactamente, en el sentido de su vida.
Nunca se había sentido con tanta fuerza para luchar, no estaba dispuesto a perderla, la buscó, pero no la encontró, se sentó en su mesa de despacho, parecía que el tiempo se había detenido. Entonces recibió el pip-pip de un mensaje nuevo, era de ella, “cariño, te quiero demasiado como para pasar contigo un momento de pasión, yo quiero más, y tú no me lo puedes dar”.

Aquel mensaje, despertó todas las alertas de Federico, ¿cómo era posible que ella quisiera más de mí, y que yo no se lo pudiera dar?.
Yo le daría todo cuanto ella me pidiera, todo, para que no sufriera y me quisiera.
Ella se lo merecía, había sufrido mucho, y él la haría feliz.

El fin de semana estaba cargado de compromisos sociales y familiares. Era el cumpleaños de su hijo, hacían una gran fiesta para ambas familias, y algún que otro compromiso favorable para el negocio.
En el vestidor la "otra ella" Mercedes, le dijo que parecía más delgado y demacrado, que pensaba que el estrés del trabajo le estaba consumiendo y que necesitaban unas vacaciones juntos y solos.
Él asintió con la mirada perdida en otro mundo, pensando en ella, no había contestado a ningún mensaje de él, ni tampoco cogía el teléfono. 
Necesitaba el trabajo, eso le reconfortaba, sabía que Menchu era separada y con dos hijos, estaría dispuesto a subirle el sueldo, sus palabras retumbaban en su mente “yo quiero más y tú no me lo puedes dar”, eso no era posible, él podía darle todo cuanto ella quisiera. Además se había enamorado de él, eso estaba claro, y por eso le respetaba, era realmente una buena chica que ni siquiera se había acostado con él, empezaba a sentirse culpable… él si la deseaba… bien, esperaría, no lo volvería a intentar, le demostraría que ella no era un objeto sexual, era mucho más…

Mirando a su hijo mientras jugaba con sus amiguitos, pensaba que ni siquiera sabía las edades de los hijos de ella, si eran pequeños o mayores, pasaban hambre o estaban enfermos… Eso podía ser una explicación a por qué no contestaba a los mensajes.
Bien, sólo tenia que calmarse y distraerse, el lunes estaba próximo, y entonces la vería de nuevo.

Fríamente hizo el amor con su mujer, la había esquivado varias veces, la "otra ella" parecía especialmente cálida y cercana, mostrándose tierna y comprensiva…pero eso despertaba más aún su frustración, su ira y también angustia … fue rápido, “quita la música, le ordenó, me duele la cabeza”.
Por primera vez no sentía pasión ni deseo, sólo quería acabar y eyacular. Pensaba en ella, en Menchu, recordaba cómo se fue llorando, él le había hecho daño, se sentía como un cabrón egoísta pensando sólo en follarla, no, no lo volvería a intentar más, ella era mucho más, y él la haría feliz

“Indudablemente estás estresado, no pareces tú …”—le dijo Mercedes mientras le observaba como si de un diagnóstico se tratase.
“Me voy a jugar a la play, haber si pegando tiros me relajo”.—contestó él como un autómata sin mirarla.


Pero no se relajó, sólo pensaba en ella, en su voz, su olor, su pelo, el sonido de su risa… y su llanto, el pensamiento de que le había hecho daño, le atormentaba, se sentía en deuda y la recompensaría.

domingo, 25 de agosto de 2013

LISTA DE "MIS TOP TEN"


                                                    LISTA DE MIS TOP TEN


Éste es uno de mis ejercicios preferidos, no solo por su utilidad para despertar las endorfinas sustancias químicas que actúan en el cerebro liberando placer con el recuerdo, sino porque también  es un momento divertido, si se evitan los tópicos.
Consiste en descubrir con síntesis los diez mejores momentos o experiencias de tu vida, aquellos que una y otra vez al recordar te hacen sentir feliz, reír o soñar, no importa el orden cronológico.
Lo importante es centrarse en un detalle de la experiencia que al evocar una y otra vez te despierta una sonrisa, sin tener en cuenta lo que haya pasado antes o después de ése detalle, de esta manera estamos potenciando la memoria positiva selectiva, tan imprescindible para equilibrar la memoria negativa selectiva que suele ser, como ya sabemos mucho más intensa por instinto animal de supervivencia.
Hay que evitar los tópicos porque esos invalidan la sensación de felicidad espontánea, dada su estabilidad en nuestra vida.

Por ejemplo: No vale ->.       . El nacimiento de mis hijos (demasiado general).
                                              . El día de mi boda.
                                              . Soy una persona sana.
                                              . Ganar el juicio.

Pero podríamos sustituirlo por:
                                           . El día que me confirmaron el sexo de mi hijo, yo sentía que era un niño, pero el ginecólogo decía que parecía una niña, cuando finalmente escuché ¡es un niño ! sentí júbilo, me sentí feliz y orgullosa de mi intuición.




Una azafata de vuelo que acudía a consulta por sintomatología de angustia como respuesta a una traumática ruptura de pareja manifestaba en sesión ante este ejercicio, que ella creía que lo tenía difícil porque llevaba toda su vida trabajando, no tenía hijos ni intención, no se había casado, ahora no tenía pareja y no se llevaba bien con su familia. Tras trabajar e indagar los posibles componentes de su TOP TEN descubrió un listado espléndido, al que una y otra vez puede evocar provocando con ello una sonrisa.

MIS TOP TEN

1. La primera vez que me monté en un avión tenía 10 años, recuerdo cómo miraba a las guapísimas azafatas fascinada, y me dije a mi misma "eso es lo que voy a ser de mayor, azafata".

2. El maravilloso olor de los dulces de mi abuela, solía ir en Navidad a su casa del pueblo, cruzar el umbral de su puerta con ese olor a dulce de horno me llenaba el corazón y la barriga.

3. La primera Barbie que tuve me la regaló mi hermano mayor cuando vino de la mili, vestido de soldado, recuerdo que me sentía la niña más feliz del mundo y muy especial, no era mi cumpleaños, y me dijo "para ti, mi única princesa".

4. Comprarme mi primer bolso caro, carísimo, recuerdo que salí con él a un restaurante Japonés, al salir de él tan contenta con mi bolso colgado, (había ahorrado el dinero durante mucho tiempo para comprármelo original) me miraron con asombro al recordarme que salía a la calle sin zapatos, no puedo evitar reírme aún, me sentía tan feliz, orgullosa y satisfecha  con mi bolso colgado que el resto de mí era puro adorno.

5. Gané un premio en el colegio por mi representación teatral de Olivia Newton John de la película de Grease, canté en inglés, cuando apenas sabía entonces, y aún me la sé a la perfección, cuando me siento feliz la canto automáticamente, y hasta bailo.

6. La primera vez que visité Nueva York, y sentí que pertenecía a aquella maravillosa ciudad en la que podía perderme sin sentirme perdida, fue un momento glorioso, de enamoramiento y libertad.

7. En mi tercer día de mi primer trabajo acompañé en vuelo a una niña de 6 años que viajaba sola, estaba muy asustada y no paraba de llorar, no me gustan los niños y menos llorones, pero como era la novata me pusieron con ella, recuerdo que fue divertido y acabamos riéndonos mucho, ella se llamaba igual que yo, y a mí me pareció una bonita casualidad, a las semanas recibí por parte de la compañía una foto de las dos juntas con esta dedicatoria: "a mi ángel de la guarda, que encontré en el cielo para hacerme reír". Me sentí querida, reconfortada y protegida, siempre la llevo en mi cartera.

8. Mi primer fin de año fuera de casa, tenía 18 años, recuerdo que me lo pasé               bailando toda la noche sin beber ni una gota de alcohol de lo emocionada que me sentía, ligando sin parar pero con ningún chico me fui. Fue como un sueño. Me sentía mayor, libre y sexy.  

9. El primer minuto cuando penetro en las sábanas de un hotel, ese olor limpio y almidonado ¡me encanta!, me siento joven, inocente y segura.

10. Contemplar el mar, desde el aire, o pasear por la orilla, es una sensación de paz como para mí no hay otra igual.



Retener en nuestra memoria nuestra lista de TOP TEN nos permitirá construir nuestro propio refugio emocional que siempre es posible llevar encima y activar en cualquier momento. Es nuestra despensa de delicatesen emocionales imperecedera.
Eso si, es intransferible y personal, lo que te hace feliz a ti no le hace feliz a otra persona.            

Recuerdo con especial cariño a un paciente de mediana edad que acudía a consulta por un Trastorno de Hipocondría, (obsesión por identificar la enfermedad como forma de evitar la angustia que se siente porque uno va a enfermar, sufrir y morir, así pues es un peregrinaje de médicos, pruebas y tratamientos, son los enfermos fantasmales), era el jefe de una red de mafia y fraude, y no significa que aprobara su dedicación laboral, pero yo como psicóloga clínica opero en la mente buscando el bienestar emocional tanto como un cirujano cardiovascular reparando un corazón, el resto de la persona es complementario al foco de atención. Pues bien a continuación se presenta algunos de los TOP TEN del tal mafioso hipocondríaco, que había visto a muchos allegados morir de cáncer con la impotencia de que el dinero no compra la salud, y que la muerte no acepta negociación, ni sucumbe al chantaje, extorsión ni amenaza.


MIS TOP TEN

1. Tenía 7 años la primera vez que salí corriendo tras robar una bolsa de carnes variadas de buena calidad, a una empleada de hogar de una familia adinerada, la esperé en un portal y le chantajee con que si me daba dinero le devolvía la carne y el trabajo que estaba a punto de perder, y me dio dinero, nunca olvidaré la sensación de triunfo, me gustó ser rápido y listo.

2. Pasé nueve meses en prisión, la sensación de libertad cuando salí y me dije nunca más volveré, me sentía con la fuerza de un titán.

3. Organicé los papeles de inmigración para traer a toda la familia de una prostituta que me cuidó enfermo de una gripe, sus lágrimas de felicidad al verles me hicieron sentir como Dios.

4. Tenía 20 años cuando conducía mi primer coche caro, siempre me ha gustado la velocidad, la sensación de listo y rápido, con la fuerza del viento y la ligereza de una brisa.

5. Me tiré en paracaídas por perder una apuesta y me gustó tanto la experiencia que cada año repito esa sensación de estar volando sobre el mundo con la garantía de seguridad.

6. Corté el cordón umbilical de mi segundo hijo, lo saqué con mis propias manos, me sentí como si yo le hubiese dado la vida, con los ojos abiertos me miró y nunca olvidaré esa tremenda sensación de amor.

7. Escuchar música clásica a todo volumen, no me gusta que la gente cante, no hay nada más bello que el sonido de un instrumento que tocas con tus manos, me hubiera gustado saber hacerlo, creo que por eso me gusta tanto las armas, es lo más parecido.

8. Compré la casa del campo en la que pasé el mejor año de mi infancia con mis tíos que trabajaban cuidándola. Estar allí es sentir una poderosa sensación de hogar y protección, silencio y paz.

9. Evocar el olor de tierra mojada por la lluvia, al amanecer, creo que me despierta un sentimiento animal de libertad y vida.

10. Dormir toda la noche del tirón, sentir la placidez del sueño y la dulzura de un despertar con la mente bien reposada.


Ahora te contaré alguno de mis TOP TEN de mi vida y algunos que pertenecen a mis familiares:

- En el día de mi boda, en la pista de baile, me encontré por un momento sola en un rincón del gran salón, y busqué a mi recién marido, justo al localizarlo, me miró, nos miramos intensamente por unos segundos, y entonces lo supe, siempre estaría a mi lado, me sentí protegida y amada.

- Mi madre es una maravillosa costurera, verla coser es siempre una sensación relajante, recuerdo que terminó mi vestido de Comunión la noche antes, nadie sabía que apenas había dormido. Siempre que cose yo le digo: pero si no se nota, déjalo así, y ella me dice: "pero yo sé que eso no está perfecto y eso es suficiente para volverlo a hacer, me gustan las cosas bien hechas". Siempre que me equivoco, pienso: "vuélvelo a hacer, haz las cosas bien hechas Marta". Me siento satisfecha, motivada, trabajadora y fuerte.

- Mi viaje familiar a Valencia lo recuerdo nada más al decir la palabra "viaje", tenía 8 años, me echo a reír porque ese viaje fue una auténtica pasada, porque hubo momentos que no sabíamos que íbamos hacer, se nos averió el coche nada más llegar y así estrenamos absolutamente todos los transportes públicos menos el avión. Aunque fue una " locura" cumplimos cada uno de los destinos deseados, desde Parque de Atracciones a Museos y restaurantes, hasta tuvieron que venir mis abuelos a por nosotros. Me siento orgullosa de aquella loca aventura, pero sobretodo divertida y segura, sé que al final, junto a tu familia, "todo sale bien".

- Para mi el número 19 significa tanto... muchas cosas han ocurrido en ese día y ya forma parte de mi vida. Sin duda es mi número de la suerte.
Un 19 de agosto empecé una relación, un 19 de septiembre me casé con esa misma persona tres años después, un 19 también compramos un coche y así sucesivamente con un montón de circunstancias maravillosas en mi vida.
Ya sin quererlo vamos buscando ese día que tanto significa en nuestras vidas. Me siento afortunada, especial y mágica.

- Finales de los años 70, y principios de los 80, mi padre tenía un SIMCA 1200, luego un Renault 18, veníamos a Málaga los fines de semana, Navidades, y detrás veníamos los 4 hermanos jugando (sin cinturones), ya que no existían detrás!  Mi gran recuerdo es: con la manta que nos arropábamos en invierno. Por cierto ahora que estoy lejos de Málaga , me siento  orgulloso de ser de boquerón!!!!.

- Mi abuela materna, cuando era pequeña, recuerdo que me sentaba en su regazo y cogía suavemente mi mano para contarme un cuento muy breve. Apenas tres frases donde contaba los huevos al mismo tiempo que me daba suaves pellizcos en los dedos. Me calmaba y me divertía a la vez. Ahora soy yo la que, sobre la mano de mi bebé cuento los huevos que puso la gallina. A pesar que no recuerdo bien las tres frases, me sigue sacando una sonrisa al mismo tiempo que tranquilizo a mi pequeño. Éste es sólo uno de los muchos detalles que cada día despiertan en mí su recuerdo. Me siento afortunada, querida, tranquila y relajada.

- Por circunstancias de la vida empecé a caminar con un grupo de amigos por las montañas, trazábamos rutas y cada una era una aventura. Descubrí el enorme placer que me transmitía la Naturaleza sólo con observar la maravilla del paisaje, si encima lo acompañas con risas y amistad, es perfecto. Yo lo compartía además con mi perra Kira, y esas sensaciones de tranquilidad y paz se potenciaban más al sentirla siempre a mi lado. Ahora no concibo dar un mero paseo si ella no está a mi lado, un amor incondicional, el mismo que siento por mis hijos, con los cuáles estoy deseando poder disfrutar de esas sensaciones paseando por la Naturaleza cuando tengan la edad suficiente. Cuando llegue ése momento...será muy especial en mi vida. Me siento ilusionado, querido, con serenidad y equilibrio.

Éstos son sólo algunos de los ejemplos que tenemos almacenados en nuestra memoria emocional amorosa, y aunque suene "cursi" describirlo así, son los recuerdos de  AMOR lo único que siempre nos despertará una sonrisa, nos transmitirá paz, armonía y equilibrio. Ése almacén no está relacionado con el dinero, ni con diplomas, ni propiedades, ni idiomas ni belleza ni cuentas bancarias. Ése almacén lleno de recuerdos amorosos, es tuyo, a veces escondido y camuflado en la oscuridad de la tristeza y decepción, pero intransferible, personal e imperecedero. ¡Ponte manos a la obra! sólo tienes que explorar, descubrir y describir relacionándolo con emociones positivas. Recuerda que el AMOR es lo único que enriquece el ALMA, la única luz que enciende tu corazón y activa tu mente, energía limpia y renovable, pero hay que cuidarla, preservarla y recordarla.

Te invito a que partícipes y describas un "TOP TEN", te fascinarán los resultados y más si lo compartes, yo estaría encantada de leerlo.

Para mis ángeles con amor, Marta.